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Foto del escritorPaula Abreu

¡Ahora sí! Cumple tus propósitos: ¿Cómo bajé 15 kilos? ¡Sí se puede!

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 ¡Ahora sí! Estamos a nada de la segunda semana de Enero y este año quiero que todos logren sus propósitos y alcancen sus metas. Enero es el mes de los «Ahora sí»: ahora sí voy a ir al gym, ahora sí voy a bajar de peso, ahora sí voy por el aumento, ahora sí pongo mi negocio, y demás… ¡Bueno! pues quiero compartir contigo mi primer logró que empezó desde Septiembre del año pasado, pero que apenas la gente se percató o apenas se volvió muy notable.

    En Septiembre de 2017 hace 4 meses, me decidí, tuve un trabajo de introspección y la verdad es que no me sentía cómoda en mi cuerpo, me dolía la espalda, las rodillas, tenía esos «achaques» a los que se le puede echar la culpa a la edad, pero la verdad es que no me resigné y sentía que estaba dejando de ser yo misma.

    Pocos lo saben, pero yo me dediqué a dar clases como instructora de Tae Bo, Kick Boxing, Pilates, Baile (hip hop, jazz, bhangra) durante 12 años, osea «Fit» estuve durante 12 años de mi vida, donde hacía alrededor de 4 horas de ejercicio por lo menos, después me dediqué de lleno a las bodas, y fue como si la «Paula Wedding Planner» empezará a «opacar» a la «Paula Bailarina e Instructora», y no me sentía bien, porque no me sentía completa, por un lado el negocio de las bodas era un éxito, pero por otro lado yo me estaba convirtiendo en alguien que no era y mi cuerpo lo estaba reflejando.

    Varias veces intenté ir con nutriólogos que se convertían en «Epic Fails» con algunos en lugar de bajar, hasta subía de peso…¿qué estaba pasando con mi cuerpo? era obvio que mi metabolismo había cambiado, y que tenía que hacer algo. Así que me enfoqué en  percibir cómo se sentía mi cuerpo después de comer ciertos alimentos. Descubrí que era adicta a los azúcares, como estoy segura que muchos lo son, amaba el pan, los dulces, comía poca proteína, amaba el queso, era yo como un ratón, todos los quesos que quieran me los podía devorar, pero sin duda, mi energía estaba por los suelos, no podía ir al gimnasio porque literal no me podía ni parar de la cama del cansancio que tenía, y nunca había tenido un momento tan sedentario en mi vida, pasaba 14 o 16 horas sentada frente a una computadora entre semana, eso sí los fines de semana con las bodas, andaba  como loca, subiendo y bajando, parada hasta 18 o 20 horas…al día siguiente por supuesto en modo zombie…así se me estaba yendo la vida ¿te suena familiar?, eso no es vivir, así que necesitaba tomar acción.

 Al ser consciente de cómo respondía mi cuerpo después de comer ciertos alimentos, identifiqué qué era lo que me estaba haciendo daño…¡y qué creen! les aseguro que lo mismo que a mí me estaba haciendo daño se los está haciendo a ustedes…estamos dejando de comer comida real, y estamos llenando nuestra dieta de procesados, que quién sabe qué es en realidad lo que estamos comiendo, una cosa sí te digo, es mito eso de que prefiero ser «Gordo Feliz» no es verdad, yo estaba gorda, y cero era feliz, no podía bailar, ni ir al gym, y cada vez mis pantalones me apretaban más, la comida me estaba matando, ¿te suena?

  La realidad aunque no queramos ser conscientes de ello es que somos lo que comemos, así que decidí ser más consciente de lo que me llevaba a la boca, qué era lo qué necesitaba mi cuerpo, se venía el Congreso Latinoamericano de Bodas y la temporada alta, cómo iba a hacer para sobrevivir si mi energía era nula. Necesitaba tener energía, y la forma de obtenerla era a través de los alimentos, necesitaba vitaminas y minerales, proteínas así que cambié radicalmente mi forma de comer.

   Eliminé el pan y la tortilla, las papas, cero azúcar,  le dije adios a los lácteos, sólo no renuncié a mi «chorrito» de leche en mi café de  las mañanas, el resto ¡Adiós! y comencé a consumir, muchas verduras (verde), frutas, adiós a los jugos, y mucho menos a los procesados, si necesitaba azúcar, mi fuente serían las frutas, comencé a comer más proteína pero de carnes blancas, pollo y de preferencia pescados, y sí me entró el complejo de «radiador» a tomar agua todo el día…tardé unos 10 días en ver el cambio, pero una vez pasando esos 10 días, fue como si metabolismo volviera a ser el de «la bailarina», tenía muchísima energía, me sentía más concentrada, y comencé a ver los cambios.

    Para no «tirar la toalla» a los primeros 4 kilos bajados, me puse metas pequeñas, tenía que mantener el plan 15 días, y después de ahí, otros 15 días, me daba un día de receso, los domingos…funcionó, bajé al mes 4 kilos, sin matarme en el gym, porque tenía tanto trabajo en la oficina, que debía comenzar mis citas muy temprano y terminarlas muy tarde, así que te puedo constatar que tu cuerpo es el resultado 70% de lo que comes y 30% de lo que te ejercitas, no tiene ningún caso que te mates 2 horas en el gym, si le vas a entrar con ganas a un montón de comida que te hace mal.

    Para mi la clave y creo que el gran cambio está en ser conscientes de lo que estamos comiendo, y pensar si realmente tu cuerpo necesita de eso, o sólo te estas comiendo tus emociones, yo me las estaba comiendo, y fui consciente, así que decidí que si estaba triste mejor lloraría, si estaba estresada lo diría y lo mismo si estaba enojada, pero no podía tapar mis emociones o cambiarles a través de la comida, porque eso no me estaba ayudando.

   El cambio se nota en lo físico pero sin duda, creo que el gran cambio viene de adentro. La consciencia de entender que nuestro cuerpo es un templo y nos acompañará el resto de nuestras vidas, te hace pensar dos veces cómo lo quieres mantener.

  Así que las claves, si tu meta es bajar de peso, lo que a mi me funcionó fue:

  1. Conciencia: ¿Realmente necesitas o te ayuda eso que te estás llevando a la boca? ¿Te está aportando suficientes nutrientes?

  2. Metas cortas: Empieza por ponerte una meta de 15 días, te aseguro que te sentirás tan bien que seguirás.

  3. Come lo más «limpio» posible: Muchas frutas, verduras, di adiós a todo lo «enlatado», si vas a comer pan, que sea pan de granos enteros y para reconocer que es de buena calidad, éste debe de ser «pesado», come leguminosas y arroz en porciones controladas. Consume pescados como fuente de proteína, y si de grasas se trata sólo aguacate y aceite de oliva.

  4. Aplaude tu progreso: Por más pequeño que sea, siéntete orgullos@ de tus avances, sólo recuerda que no debes premiarte con comidas no permitidas 😉

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